Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 2
Las mañanas en Wakanda eran frescas, pacíficas, y muy relajantes. Pero no para Samantha, hacía ya cuatro días que llevaba en ese lugar, y comenzaba a desesperarse al no saber cuál sería su paradero, el sonido de la puerta había despertado a la extranjera que intentaba seguir descansando otro rato más, parecía que no debía seguir durmiendo así que al final tuvo que levantarse de la cama, sin importarle demasiado cómo lucía optó por abrir la puerta de inmediato.
 El rey de Wakanda no necesitaba que nadie fuese a despertarlo, a primera hora de la mañana ya se encontraba perfectamente vestido y listo para abandonar su habitación. Luego de salir de esta decidió dar un paseo por los pasillos del palacio optando por ir a ver qué tal se encontraba la extranjera. Su habitación quedaba algo lejos de la foránea, pero no le tardó mucho llegar y tocar la puerta con sus nudillos suavemente, esperaba no haberla despertado.
 —¿Quién demonios se levanta a esta hora? —preguntó la morena abriendo la puerta mirando a otro lado, sin percatarse de la presencia del rey—, ¿A quién quiero engañar? Ni siquiera sé qué hora...
 Su garganta casi se secó cuando levantó la mirada y se fijó quién era la persona que había tocado a su puerta.
 —Son las 7 am.
 El monarca le sonrió sin mostrar los dientes.
 —T'Challa...
 Por primera vez desde que había llegado al lugar estaba algo avergonzada.
 —Me parece que toda la ropa Wakandiana te queda bien, Sam.
 Eso hizo que la chica frunciera su ceño levemente. El rey había recordado su conversación con Zuri —quien era un chamán— el día anterior, antes de volver a su habitación había decidido tener una amena conversación con él, para que le aconsejara como siempre. Zuri le había indicado que debía tener en cuenta que ya no era ningún niño jugando a ser un príncipe, no podía actuar como un adolescente enamorado, ahora era un rey, así que debía comportarse a la altura, sin embargo, Zuri hizo mucho énfasis en que: «Las pantera se guiaban por sus instintos», así que estaba muy seguro de lo que haría con la joven Samantha.
 —Pensé que te gustaría desayunar conmigo.
 —Claro.
 El rey alzó una de sus cejas.
 —Puedo traerte ropa, para modificar tu vestimenta, si así lo deseas.
 —¿Siempre hablas así o...?
 T'Challa rió y no dijo nada más.
 —Bueno, Ayo me explicó dónde estaban las cosas de aseo personal, así que, pues...
 —Bien, iré por la ropa.
 —Bien.
 La sonrisa no abandonaba el rostro del más alto, y eso le hizo sonreír a ella también. Cerró la puerta suavemente y se dirigió al baño para cepillarse los dientes y darse una buena ducha que duró unos pocos minutos, tampoco le gustaba derrochar el agua de forma innecesaria, tomó una toalla y la envolvió en su cuerpo luego de secar las gotas de agua de este, se preguntó cómo T'Challa le haría llegar la ropa hasta que vió a Ayo parada frente a su cama con la ropa en las manos, dió un brinco por el susto, ¿Por qué siempre entraba sin preguntar?
 —Señorira Castro, el rey me pidió que le trajera algo de ropa.
 Samantha relamió sus labios.
 —Espera —Tomó la ropa en sus manos, había ropa interior allí, levantó una de sus cejas, sintiéndose algo nerviosa, ¿Acaso el heredero Udaku había mandado toda aquella ropa para ella?—, no se preocupe, señorita, el rey sólo escogió el vestido, yo me he encargado de todo lo demás.
 Y así fue como pudo volver a respirar.
 —Puedes llamarme Samantha, Ayo, ¿Sí?
 —De acuerdo.
 —Sería bueno que actuáramos como amigas, me vendría bien una.
 —Intentaste robarle a mi pueblo, ¿Por qué sería tu amiga?
 El ambiente se había vuelto tenso de repente, hasta que Ayo soltó una carcajada, provocando que Samantha riera levemente de igual forma.
 —Será un placer ser tu amiga. Ten.
 Le dió la ropa y se dió la vuelta para salir de la habitación.
 —Estaré afuera esperando para escoltarte con el rey.
 La extranjera asintió y ninguna dijo nada más, Ayo abandonó la habitación y la pequeña joven comenzó a colocar aquella ropa sobre su cuerpo. El vestido era colorido, a la rodilla, ni más ni menos, era ajustado en la cintura. Se miró en el espejo y solo pensó que era un típico vestido africano moderno con colores fuertes y un bonito estampado, casi bohemio, error, ella hubiera preferido algo negro, sin embargo debía admitir que no le quedaba mal; bueno, nada le quedaba mal. Luego se colocó unas extrañas sandalias que terminaron siendo muy cómodas y salió de la habitación topándose con Ayo quien le hizo una seña para que le siguiera.
 Caminaron en silencio hasta entrar al comedor en el cual solo se encontraba el rey, aún no estaba sentado en la mesa, se giró a mirar a la extranjera y sonrió.
 —Estaba esperándote —El muchacho extendió su mano y ella la tomó sin decir nada.
 Se dirigieron a la mesa y se sentaron exactamente igual que la noche anterior, la muchacha ladeó su cabeza para observarle.
 —¿Siempre comes solo?
 T'Challa pareció pensar una respuesta.
 —No. Pero mi madre y hermana no están en Wakanda, así que lo llevo haciendo unos días.
 La de cabello corto asintió y no preguntó nada más, el rey tomaba de su vaso tranquilamente.
 —T'Challa —murmuró bajito y relamió sus labios—, yo, me preguntaba si sabes quién tiene mi celular.
 —¿Estaba en tus cosas? —Ella asintió—, pediré que lo busquen, te lo haré llegar si me lo entregan.
 Asintió de nuevo y le regaló una tímida sonrisa no tan típica de su persona. Comieron en un silencio igual de agradable que la primera vez, luego de terminar, ambos se quedaron en la mesa mientras las mismas señoras del día anterior retiraban las cosas.
 —Si hay una próxima vez, prefiero venir en pijama.
 T'Challa rió.
 —¿En pijama? Suena bien para mí. La próxima vez vendremos en pijama.
 —Espero tu pijama sea más linda que lo que traes puesto ahora. A menos de que duermas sin camisa, eso estaría mejor sin duda.
 Asintió para sí misma sin mirar al rey, este rió y las Dora Milaje que custodiaban el lugar también rieron suavemente.
 —La verdad es que sí duermo sin camisa.
 —Lo supuse.
 —¿Ah sí? ¿Luzco como el tipo de hombre que duerme sin ropa?
 Ella volvió a asentir como si fuese algo obvio, posando sus ojos en él, ambos estaban bromeando ahora.
 —Nunca lo pensé en realidad —Ahora estaba riendo, ambos reían juntos.
 Luego de un rato hablando de cosas triviales Okoyé irrumpió en la habitación, diciéndole a su rey que lo solicitaban en las instalaciones de los Vengadores.
 —Supongo que debes irte.
 Ella hizo una mueca y él lo notó.
 —Ven conmigo.
 —Su majestad, no creo que eso sea una buena idea. —dijo Okoyé, pero fue olímpicamente ignorada por su rey.
 —¿Quieres venir, Samantha?
 —Claro pero, me gustaría cambiarme antes —T'Challa alzó una de sus cejas—, no es por afán de ofenderte ni nada, pero definitivamente este vestido no es mi estilo.
 El rey rió y asintió con su cabeza dándole la mano para dirigirse fuera del lugar.
 —Yo me iré a cambiar de ropa ahora, luego iremos a comprar algo para ti, ¿Te parece?
 —Perfecto.
 Ambos abandonaron el lugar y ella fue dirigida por Ayo y Okoyé hasta la nave, la cual casi hace que se desmaye cuando la vió, era enorme, y muy hermosa. Luego de pocos minutos el rey se mostraba con ropa digna de todo Norteamericano, jeans azules, zapatillas Adidas, y un suéter que cubría su perfecto torso.
 —Oye, Kanye, ¿A dónde iremos por mi ropa?
 —Pararemos en alguna tienda en el camino, tranquila, es lo de menos.
 Subieron a la nave sin decir nada más, una sonrisa estaba plasmada en el rostro del monarca.
 A la chica le había parecido un viaje muy corto, pero se había tomado la oportunidad para seguir hablando con el monarca, le había quedado claro que era un hombre muy dulce, y bastante fácil de manipular, al menos para ella. La nave se detuvo de repente, se escuchó un fuerte sonido y al parecer estaban descendiendo de forma suave.
 —Llegamos a la tienda que pidió, su majestad.
 T'Challa le extendió la mano a su invitad y ambos bajaron entrando al lugar, el rey se encargó de que las pocas personas que estaban comprando se retiraran, y que el lugar fuese cerrado para que ellos pudiesen estar tranquilos.
 —Y ese es el poder del dinero.
 El joven rió negando con la cabeza y frente a ellos apareció una pequeña y pálida chica que los atendería.
 —Bueno, yo realmente necesito quitarme esto, ¿Crees que puedas ayudarme?
 La muchacha acomodó un mechón de su rojizo cabello y asintió soltando una suave risa.
 —Tú —Señaló a Udaka—, te quedas aquí.
 —Por lo menos debes enseñarme, yo voy a pagarlo —Rió el más alto.
 A ella no le importaba mucho que fuese a pagarlo, también había pagado el vestido que tenía puesto, y en realidad estaba muriendo por arrancarlo de su cuerpo en ese instante, no era su estilo.
 —Te preguntaré, lo haré, pero quédate aquí.
 Él asintió sentándose algo alejado de los probadores mientras ella se iba a ver la ropa con la joven que les atendía.
 —Quiero jeans, algo moderno, entre elegante y casual, nada desprolijo.
 —La imagino con unos jeans ajustados decolorados, una camiseta estampada y una chaqueta de cuero.
 —Eres asombrosa —Levantó su mano y ambas chocaron los cinco empezando a buscar la ropa.
 Luego de algunas pruebas encontró la vestimenta adecuada, era un punto intermedio entre lo casual y elegante, uno de los dos estilos podría dominar dependiendo de los zapatos que escogiera.
 —T'Challa...
 El rey escuchó a la joven que le llamaba y se acercó a donde la voz indicaba, viéndola con el nuevo conjuntó, sonrió y ladeó la cabeza, lucía preciosa.
 —¿Me necesitas para algo?
 Ella asintió.
 —No sé si usar tacones —Señaló unos modestos tacones negros—, o zapatillas deportivas.
 T'Challa fingió lucir concentrado colocando una mano en su barbilla y ella le dió un suave golpe en el hombro.
 —Las zapatillas lucirían bien, te darían un aire menos formal con la chaqueta.
 —Wooow, pero qué conocedor, estoy impresionada.
 Rió y tomó las zapatillas deportivas blancas con negro, y allí fue cuando se percató; eran la versión para mujer de las que el rey llevaba puestas, sonrió para sí misma y fingió no notarlo.
 Ambos salieron de allí luego de que T'Challa pagase todo, tomando rumbo a las instalaciones de los Vengadores.
 —Qué te parece, Okoyé —preguntó Samantha, en el viaje ambas habían interactuado un poco más, notando que realmente tenían personalidades burlonas bastante parecidas.
 —Esa chaqueta está genial.
 T'Challa asintió al comentario.
 —Y las zapatillas combinadas, señorita Castro, su majestad, son adorables —Ahora una pícara sonrisa se había formado en su rostro.
 Los nombrados se sonrojaron y rieron simultáneamente, fingiendo que ninguno de los dos sabía lo que había hecho. Luego de unos minutos habían llegado a su destino, Samantha estaba nerviosa y emocionada; ¿Y si no la dejaban entrar? Se suponía que personas específicas tenían acceso a ese lugar, una parte de sí estaba más calmada, porque era el rey quien la había invitado a acompañarle. Los tres bajaron de la nave luego de que esta tocara tierra, siendo recibidos por una mujer rubia que tenía un carnet cayendo de su cuello.
 —Buenas tardes, su majestad —dijo e hizo una pobre reverencia hacia T'Challa, miró a Samantha, pero antes de que pudiera decir algo, el rey habló.
 —La señorita Samantha me acompañará el día de hoy, espero eso no incomode a nadie. Es una persona que tiene mi devota confianza.
 «E intentó robarme hace unos días»
 La rubia asintió y se dirigieron a dentro de las instalaciones, no sabía precisamente qué estaban haciendo allí. Sin embargo permaneció en silencio caminando junto a él. Sabía que T'Challa se había vuelto un Vengador, no era aún secreto para nadie, hasta un niño lo sabría con encender la televisión.
 —El señor Stark lo espera en el laboratorio.
 Los ojos de Samantha se abrieron como platos, ¿Cómo coño lo había olvidado? Anthony Stark era Iron Man, era un vengador, y ella lo había pasado por alto. Siguieron caminando en silencio hasta el susodicho laboratorio. La puerta se abrió y el primero en entrar fue T'Challa.
 —Rey T'Challa, no era necesario que viniera —dijo Tony sin mirarle concentrado en lo que hacía—, quería saber si Shuri estaba disponible para ayudarme con algo, pero veo que no le han dado bien la información.
 —¿Quiere decir que yo no podría ayudarle?
 —Ahora que lo pienso, la verdad es que s...
 Tony había levantado la mirada, observando así a la joven Castro que le saludaba cínicamente con una de sus manos.
 —Anthony.
 —Samantha.
 —Tiempo sin vernos.
 —Dos meses —dijo él y ella asintió.
 T'Challa los observaba con cautela, como si estuviera tanteando el terreno, ya sabía que se conocían, pero no estaba seguro acerca del tipo de relación que mantenían.
 —¿Me permiten hablar con el señor Stark a solas? —preguntó el rey a las dos mujeres, su tono era el de siempre, bajo y ronco.
 Ambas asintieron y salieron dejándolos solos.
 —Sé que quería ver a mi hermana, pero debía venir a preguntarle algo.
 —Es acerca de ella, ¿No?
 —Sí, verás, hace unos días intentó robar en Wakanda —Tony abrió los ojos, sorprendido—, en realidad logró penetrar la barrera con un artefacto de tecnología impresionante, nosotros ni siquiera lo notamos.
 —¿Y de dónde sacó algo como eso?
 —Esperaba obtener respuesta en usted. Sé que el artefacto tiene que ver con usted, ella me lo dijo, pero sentí que no todo fue sincero en sus palabras.
 —Espera, ¿Cómo sabes que tiene que ver conmigo? Yo no le he dado nada, tengo meses que...
 Desvió su mirada del rey, parecía estar pensando, era como si hubiese recordado algo que estaba perdido en su memoria.
 —¡Por supuesto! Hace unos meses, antes de que se fuera —El monarca puso toda su atención en él—, me dijo que estaba trabajando en un nuevo proyecto, así que le ofrecí mi laboratorio, seguro allí lo construyó, por eso te pareció que había sido obra mía. Ella usó mis cosas, pero nunca me dijo qué era en realidad.
 —¿Un proyecto? ¿Ella construyó el artefacto? —El rey parecía confundido.
 —¿Por qué tanto asombro? ¿Has estado todos estos días con una genio de la tecnología y eso te sorprende aún?
 T'Challa entreabrió su boca, ¿Genio de la tecnología? Pero, en los archivos de Samantha no había nada de eso, había ido a una universidad normal. Era absurdo.
 —T'Challa...
 Hubo un silencio.
 —Ella se gradió del MIT hace unos años.
 —Es imposible, esa información, yo, no la tenía.
 Anthony rió suavemente.
 —Ella lleva años intentando borrar su información de los sistemas, tal vez a logrado diluir un poco de su presencia en el mundo, le gusta que su vida sea borrosa para los demás. Eso me encantaba de ella —T'Challa no supo en qué momento un vaso de alcohol había llegado a su mano, Tony le dió un sorbo al propio.
 —Es increíble —Ahora era el rey quien reía un poco, y colocaba el vaso sobre una pequeña mesa en la habitación.
 —¿Qué información encontraste?
 —Pues, mucho, además de lo básico.
 —¿Qué encontraste de lo básico? A Sam le encanta cambiar su información cada cierto tiempo.
 —Pues, tiene 22 años, nació en Colombia y sus padres viven en los Estados Unidos, entre otras cosas más...
 Tony negó con la cabeza.
 —Tiene 19 años, nació en Venezuela, y sus padres fallecieron hace muchos años.
 Ahora T'Challa sentía que no sabía nada de Samantha. Su ceño estaba fruncido, se había engañado él mismo.
 —¿Llegaste a la parte en la cual es como una Robin Hood moderna?
 El monarca asintió suavemente y llevó una de sus manos a su barbilla.
 —Quitarle a los ricos, para darle a los pobres —murmuró T'Challa casi para sí mismo y Stark asintió.
 —Es una mujer increíble —Se tomó lo que estaba en el vaso de T'Challa de un solo trago—, y por lo que veo ahora está contigo, ¿O me equivoco?
 El más alto negó con la cabeza.
 —No, no, para nada —Anthony no pudo evitar reír; no era estúpido, además, a él le había pasado lo mismo con Samantha, era una mujer hermosa, inteligente y con una increíble personalidad. Cualquiera caería a sus pies—. ¿Usted sabía lo que ella quería la primera vez que hablaron?
 Tony negó.
 —No, pero lo descubrí fácilmente, y la verdad no me importaba. Doné muchísimo dinero gracias a ella, y con tal de que se quedara conmigo, no había problema alguno —Se hincó de hombros.
 T'Challa no dijo nada más. Tenía que meditarlo un poco al llegar a Wakanda. Con toda esa información ahora estaba algo preocupado, Zuri tenía razón; ya no era un niño jugando a ser un príncipe, era un rey, así que debía pensar en las consecuencias de sus actos, ¿Qué pasaba si él se dejaba atraer por Samantha, y esta solo deseaba los beneficios de Wakanda? No podía evitar sentirse embelesado con a causa de la Venezolana, como Tony había dicho era una mujer «increíble» Sin embargo, había algo que no cuadraba en su cabeza, ¿Por qué ella no dijo para qué quería robar cuando los atraparía ella y a su compañero? Cualquier persona con dos dedos de frente sabría que estaba frente al monarca de una nación que estaba abriéndole las puertas a los más necesitados, una nación que hace pocos meses había decidido ayudar a los que lo necesitaban, ¿Por qué no lo dijo? Él la habría ayudado sin duda alguna. Era algo que no lo dejaría tranquilo hasta que se lo preguntara.
 —Los chicos están aquí, ¿Te parecería ir a saludarlos?
 Tony había interrumpido su debate mental, agradeció aquello internamente y asintió, saliendo junto a él, encontrando a Okoyé y a Samantha hablando animadamente a pocos metros de la puerta.
 —Voy a saludar a los demás, ¿Quieres venir? —A Stark le pareció extraño que el rey fuese tan informal con ella. Él extendió su mano y la chica asintió tomándola delicadamente, caminando junto a él.
 Ella se sentía un poco mal, T'Challa parecía ser un hombre con un corazón de oro, y ella estaba intentando enamorarlo para luego irse con parte de su dinero. Mordió su labio inferior, preocupada por lo que el «imbécil» del hombre de hojalata y el rey habían hablado sin su presencia en la habitación.
 Llegaron a una especie de sala, ella lo reconoció como un living rápidamente, tenía ventanales gigantes que le otorgaban luz natural a la habitación, era todo muy moderno, no tanto como en Wakanda, pero sí era moderno. Habían dos hombres sentados en un amplio sofá de color negro en el medio de la sala.
 —Su majestad —Se levantó uno de los hombres, era rubio, Samantha no era estúpida y mucho menos ciega, él era Capitán América.
 —Señor Rogers —Extendió su mano a él, quien la tomó y ambos terminaron sumiéndose en un cálido abrazo.
 —Su majestad, ¿Ha venido Shuri? —preguntó el otro hombre, su cabello era algo largo, más que el de Samantha, y de color negro. Uno de sus brazos sin duda era de metal, ella no supo muy bien cómo identificarlo, solo supo que era lindo.
 —Bucky, no, lo siento. Mi hermana ha estado muy ocupada, está de viaje con mi madre —Ambos hicieron una mueca y se dieron la mano de forma amistosa.
 —De todos modos es un placer volver a verlo.
 —Igualmente, señor Barnes.
 —Dios mío, ustedes son demasiado estresantes, Jesús, ya, llévame.
 Ahora era Samantha quien había hablado, expresando su frustración por la forma de hablar de aquellos tres hombres, Stark rió; él pensaba exactamente lo mismo.
 —Señores, ella es Samantha Castro. Ingeniera en mecatrónica y nanotecnología egresada del MIT. Una vieja amiga, y ahora novia de la panterita.
 —Pensé en Caltech, lo pensé.
 Okoyé rió, le fue imposible evitarlo.
 —Es un placer, señor Rogers —dijo con una sonrisa y miró a Bucky—, me temo que a usted no lo reconozco.
 —James Barnes, el placer es todo mío, debe saber —Tomó la mano de ella joven y dió un suave beso en esta.
 —Espera, Tony, ¿No es ella la chica de la que nos hablaste la otra vez?
 Stark hizo una mueca haciéndole entender que no debía hablar de eso, pero él pareció no captar en lo absoluto.
 —Chicos, creo que Pietro necesita unas mejoras en su traje —Ahora era Wanda quien irrumpía en la sala.
 —¿Pietro? —preguntó Samantha y el susodicho apareció rápidamente detrás de su hermana.
 —¡Samantha! ¡No puedo creerlo! —Se acercó a ella con los brazos abiertos y le abrazó cálidamente, T'Challa estaba confundido.
 —¿Ustedes se conocen? —preguntó Stark.
 —No hay nadie que de fiestas como las de este chico, en serio —dijo la joven Castro dando suaves palmadas en el hombro del Sokoviano y este sonrió asintiendo.
 —¿Alguien con quien su amiga no haya dormido, su majestad? —cuestionó el Capitán con una mueca de incomodidad y tal vez algo de asco algo que sorprendió a todos, pues no era propio de él.
 T'Challa estaba algo enojado, el ceño de Samantha estaba ligeramente fruncido, sin embargo luego soltó una elegante risa mientras negaba con su cabeza.
 —Entonces, señor Rogers, ¿Insinúa usted que ser una mujer que disfruta abiertamente de su sexualidad tiene algo de malo? —Una de sus cejas yacía alzada, una radiante sonrisa llena de ironía aparecía en su rostro—, ¿O es que está usted celoso por no haber dormido conmigo?
 El Capitán tragó saliva, la había cagado. Tony ahogó una carcajada; había extrañado a Samantha.

©   ,
книга «Robando al monarca (Black Panther)».
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