Capitulo 1: Cuando la noche sale.
Capitulo 2: El primer aviso.
Capitulo 3: Las noticias.
Capitulo 4: Gritos de niños.
Capitulo 5: Como una pesadilla...
Capitulo 6: Otro día de lluvia.
Capitulo 7: La calma.
Capitulo 8: Es hora de irse.
Capitulo 3: Las noticias.
Lili a estado viniendo constantemente a mi casa. Mis padres están empezando a creer que tenemos algún tipo de relación secreta.

Las clases pararon desde hace un mes y medio. Cuando aquel joven se aventó de una altura de 20 metros. Al parecer no fue el único que lo hizo. Hay 29 casos similares en la ciudad. 10 de ellas en las primarias, 8 en secundaria, 9 en preparatorias, 1 en universidades, y la última en un parque público.

El peor de todos fue el de la escuela secundaria N.6. Un alumno cometió genocidio en su escuela, matando al 78% de los estudiantes. Se comenta que tomo de reel a una profesora, alumnas de primer y segundo grado. Según informan las reles, fueron violadas por aquel joven, quién se quitó la vida luego de eso.

Últimamente no he dejado de ver las noticias y foros de internet. Hay rumores sobre algo que se le aparece a las personas, y que supuestamente, todo aquel que ve una de esas cosas, presencia la muerte de alguna persona.

Me encuentro en mi habitación junto con Lili. Ambos estamos haciendo cosas diferentes. Ella juega con mi consola de juegos mientras espero mi turno.

—¿No crees que pasas mucho tiempo en el celular?—Regala Lili.

—Como digas. Además, ¿Por qué siempre vienes a mi casa? ¿Que no tienes más amigos?—Pregunte con notoria molestia.

—¡Oye, me preocupo por ti! ¡¿Y asi es como me lo agradeces?!—Exclama de igual forma.

—¡Nadie te pidió que me cuidaras!—Reclame.

—¡¿Y quieres que espere hasta que te lances de un edificio o te entren pensamientos suicidas?!—Exclama.

—¡¿Y que?! ¡Es mi vida, y yo decido cuando quiero acabarla! ¡Si yo quiero puedo matarme justo ahora!—Dije furioso.

—¿Isaac?—Pregunta una suave voz.

Nanami estaba parada a un lado de la puerta, mirándome con ojos tristes.

—Nanami...—

—No te irás, ¿O si?—Pregunta con miedo en su voz.

Camine hasta ella y agache hasta estar a su altura. Tomé sus pequeñas manos con delicadeza, y pose su frente junto con la mi.

—No. No me ire—Respondi.

—¿Lo prometes?—

—Lo prometo—

Luego de eso me dedico una dulce sonrisa.

—Una promesa nunca debe romperse. Así que tendrás que cumplirla—Menciona Lili, con un toque burlón.

—Son asuntos de hermanos. No te metas—Conteste medio siguiéndole la burla.

—Pero ella es tu novia. Eso la hace parte de la familia, ¿No?—Dice Nanami.

Lili y yo nos volteamos a ver mutuamente, para luego, soltar una carcajada.

—No somos novios—Le responde Lili.

—¿No lo son?—Pregunta conmocionada.

—Claro que no. Solo somos amigos, y nada más que eso—Afirme.

—¡Que bien!—Dice alegremente.

—¿Que? ¿Acaso te molestaba saber si éramos novios?—Pregunte con tono burlón.

—Un poco. quizas—

Durante nuestra conversación, mi madre nos hablo desde el primer piso, diciendo que ya estaba la comida. Bajamos a comer y nos sentamos en la mesa a esperar nuestros platos. Una vez servidos, comenzamos a comer con tranquilidad, evitando hablar de todo lo que estaba ocurriendo en la ciudad.
Durante la comida, Lili no pudo evitar mirarme con curiosidad. Llegué a preguntarle que tanto me veía, pero ella solo se rió un poco.

—Gracias por la comida—Dije al terminar de comer.

Me levanté de la mesa, dejando el plato en el fregadero.

—Ya que estás levantado, ¿Podrías ir a la tienda a comprar algunas cosas?—Me pregunta mi padre.

—Claro—Respondi.

Luego de que mi padre me diera el dinero, y me dijera que es lo que debo de traer. Me dispuse a salir, pero Nanami quiso venir conmigo. Obviamente se lo permití, y mis padres también.
Salimos de la casa, notamos casi al instante que el cielo estaba nublado. Parece que lloverá. Tomé de la mano a Nanami, marchando hacía la tienda. Ella se ve muy contenta cuando estamos juntos. Supongo que es normal. Después de somos hermanos.

Nanami llevaba puesto un vestido blanco con un listón azul en el pecho. Encima, y para cubrirse del frío, llevaba una sudadera color celeste. Adicionalmente, tenía calcetas largas color negro que llegaban hasta la rodilla.

Por otra parte, yo vestía un con ropa más oscura. Una sudadera negra con gorro y una franja roja. También llevo un pantalón de mezclilla color grisáceo.
Al no tener otra ropa que ponerme, opte por esta. Casi no me gustan los pantalones de mezclilla, pero no me quejo.

—¿Pero que?—Me dije a mi mismo.

Delante nuestro, estaba la tienda, con los ventanales destrozados y varios productos tirados al exterior.
¿Acaso fue robada? Pero si está tienda era la más segura. Tenía las ventanas aprueba de balas, cámaras de seguridad, y cortinas metálicas. Si alguien quisiera robarles no pasaría desapercibido. Además, no veo a ningún solo policía por aquí. Como si el robo nunca hubiera Sido reportado.

Nos acercamos hasta la entrada de la tienda para ver si había alguien. Dentro era un completo desorden. Las estanterías estaban destrozadas, y todos los productos regaban su contenido por el suelo.
Me dispuse a entrar pero Nanami sujeto mi mano con firmeza, pidiendo que nos fuésemos de a casa. Asentí con la cabeza. No había nada que hacer. Llame a la policía para reportar el caso. Pero nada. Las líneas estaban sobre cargadas.

Una fuerte explosión nos hizo voltear. Párese que vino del centro de la ciudad.

—Isaac, ya vámonos—Pide un poco alterada.

Haciéndole caso, nos alejamos del lugar. Pero mientras lo hacíamos, el sentimiento de estar siendo observado por algo me inquietaba. Era como me hubiera estado esperando dentro de la tienda, y al ver que no caí en su trampa, solo se quedó observando como me iba.

Al entrar por la puerta de la casa, nuestra madre nos recibió con un abrazo de alivio.

—¿Están bien?—Pregunta rápidamente.

—Si. Estamos bien—Responde Nanami.

—Oimos una explosión en el centro, así que decidimos darnos la vuelta. Además, la tienda parece saqueada, y las líneas están sobre cargadas—Le comenté.

—Pues no me sorprende con todo lo que está pasando—Dice mi padre.

Mi padre estaba parado aun lado del sofá, observando la televisión. Lili hacía lo mismo, solo que ella estaba sentada.
La televisión estaba prendida en el canal de noticias, transmitiendo el centro de la ciudad.

"Disturbios en el centro de la ciudad. Las unidades de policía no puede hacerle frente a los manifestantes."

”Encuentran siete cuerpos desmembrados dentro de un edificio."

"Sean reportado otros dos casos más de suicidio. Se cree que está te decían suicida afecta principalmente a nos niños y adolescentes."

Cada canal a qué le cambiamos, siempre estaban las noticias. Algo estaba pasando, y las personas querían saber lo que era. Buscaban respuestas, aún que eso les llegará a costar la vida.

Internet no era mejor. Las redes sociales estaba plagadas de videos e imágenes de personas quitándose la vida. Los rumores de que el fin de mundo estaba cerca no se hicieron esperar más.
Algunas cuentas afirmaban que habían visto mounstros merodeando alrededor de sus casas. Otros decían que una voz en su cabeza les decía que se matarán.

En una página de noticias de reportaba lo siguiente:

"Suicidio masivos en Perú, China, Japón, México, Ecuador, y Rusia."

"El Reino Unido declara toque de queda."

"Múltiples casos de genocidio a gran escala en los Estados Unidos de América."

"Afganistán, Irak, y Argentina, caen ante la anarquía. El gobierno de dichos países han puesto en marcha la ley marcial."

Las hipótesis era el pan de cada día. Hay quienes creen que se trata de una droga, otros afirma. que es un moda que nació en Japón, y una mayoría cree que se trata de algo fuera de nuestra comprensión.
Esa era la más acertada. Ninguna explicación lógica podía contra decirla. No tenía sentido que las personas se quitaran la vida así por qué si.

—Nanami, ven. Vamos a mi habitación—Le dije.

Ella asintió con la cabeza extendido su mano para que la tomara. La lleve a mi habitación para evitar que viera todo esas cosas que estaban pasando. Aún es una niña, y no debería de preocuparse por eso.

—¿Quieres que te prenda la consola?—Pregunte.

—No. Así estoy bien—Responde mientras observa el exterior atráves de la ventana.

Después de eso nos quedamos callados durante un tiempo. El silencio era incómodo, y cada vez que volteaba ha ver a mi hermanita, me sentía mal por ella. Me senté en la cama a poner a pensar.

Los mounstros siguen apareciendo cada noche, solo se quedan a observar nos desde el otro lado de la puerta, esperando a que apague la luz para atormentarnos. Lo pide comprobar. No son capaces de hacer daño físico, pero si mentalmente. Te matan la esperanza y te quitan las ganas de vivir. Ya sean con pesadillas, o mostrando te cosas horribles.
Gracias a eso, ir al baño durante la noche, se vuelve un deporte de vida o muerte.

—Te amo—Dice repentinamente Nanami.

Ella se despega de la ventana y se sienta junto conmigo. Parece estar pensando seriamente en algo.

—Yo también te amo, hermanita—Le conteste.

Coloque una mano sobre su cabeza, comenzando a acariciara. Y nos quedamos así el resto del día.
Presiento que mañana, las cosas se pondrán mucho peor.


"Todos le tenemos a la misma cosa. No hay nadie que no le tema a ello. Lo desconocido siempre a causado curiosidad, miedo, y angustia. Después de todo, no hay nada peor, que no saber ha lo que te enfrentas."
© naruto1250 ,
книга «Mi Querida Hermanita».
Capitulo 4: Gritos de niños.
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