Dedicatoria
Prólogo: El Adagio de María
Capítulo 1: Arcángel en la puerta del Infierno
Capítulo 2: La Noche espesa de Agosto
Capítulo 3: Fuera de la Nada
Capítulo 4: La lucha en Azuero
Capítulo 2: La Noche espesa de Agosto

Desde las 2 de la mañana me encuentro reparando algunas computadoras en la casa, cuando mi hija Lorena me llama a las 8 de la mañana, para saludarme. Ella intenta no llorar, tiene unos cuantos días sin verme, ¿días? Cinco semanas aproximadamente. Yo sólo escucho su voz suave y firme. Desconozco, que se encuentra embarazada, pero ella sí lo sabe.


No hay nada de temer, Angel, la ama con todo su corazón, la ha respetado y la ha amado como todo un caballero. Hay una anécdota, donde ellos llegan a casa, cuando Yimara, preparaba un pernil, con una receta de su abuelo, griego. Sonrío cuando recuerdo que su abuelo es de Patras, al oeste del país.


Lorena cuelga, cuando se levanta de la silla, frente a la ventana, escucha el llamado a la Justicia, se coloca la placa policial en la altura de su pecho, vestido de camisa de tela semitransparente, un brasier negro de copa redonda y se amarra la cola de cabello. Se coloca guantes negros, que llegan hasta cerca del codo, botas altas, sobre el pantalón jeans celeste y sus dos armas de fuego en la cintura, que oculta con el chaleco largo de algodón, color gris. Sus labios rojos, sus mejillas maquilladas, sus alineados perfectos y sus pestañas largas que proyectan sus ojos chocolates oscuros, brillantes en su iris. Se coloca una tercera arma debajo de su brazo izquierdo. Ésta es una Glock 43 (Figura 1).


Empieza a tronar, cuando Lorena ingresa al Corolla gris plateado (Figura 2), acelera un poco, cuando sale de la cabaña, descendiendo las faldas del Cerro Ancón, donde tiene la suya. Llega a la rotonda, donde parpadea sus luces para exigir un espacio de emergencia, las sirenas del automóvil, indica que es una Agente Especial, y le abren camino. Sube el puente de Albrook, hacia el camino de Clayton hacia la Avenida Juan Pablo II, llega rápidamente hacia Los Ángeles, y frena en seco, antes de chocar la pick up Ford 150 de su compañera Ellen. Lorena mantiene un ceño en su rostro cuando verifica el mensaje en su celular, en que se le encarga el caso. Abre la puerta de su automóvil, con agilidad, provocando que Laura, recostada e el F150 se volteé hacia ella y cierra muy despacio, su puerta. Laura, viste de chaleco rojo terciopelo, posee 3 armas de fuego debajo de ella.


El cielo se pone demasiado nublado, sobre todo cuando ambas chicas se chocan las miradas. Las dos forenses más calificadas de la Agencia de Investigación, ingresan juntas a la escena del crimen Lorena por delante, Laura detrás de ella, se escucha los lobos, aullar, y un repicar de batalla. El fotógrafo acompaña a la Fiscal de Distrito, Amelia Colón, de orígen indú y panameña, dando las instrucciones. Lorena ingresa a la escena para acompañar los análisis, las fotos flashean al cuerpo de Marta Tabran. Ejecutada brutalmente. Su vientre está abierto, y las tripas le salen por allí.


No hay límites, para los crímenes, cada día, existe uno nuevo, pero....éste está aterrador, donde una mujer de calle, es atormentada, luego abandonada, hasta que alguien la encuentra y reporta a la policía. Allí se encuentra la oficial Jennifer Alicia Rivera Herrera, tomando datos, junto al Capitán Eusebio Morales.

—¿Qué informan los testigos?

— El lugar se encontraba oscuro — recuerda un joven testigo, mientras divulga esos recuerdos. — Yo apenas, salí del bar Los Ortega, cuando decidí apartarme un poco, tome la calle de la derecha, estaba demasiado oscuro, y sentí escalofríos, sin saber porqué. Observo al cuerpo de la señora, y reporto a varias personas, luego llamo a la policía.

— Si usted ha reportado a varias personas— expresa Laura Ellen — Ud puede ser acusado de autor del hecho.


El hombre se siente muy asustado.


Unos ojos oscuros, sobre una máscara de tela observa y escucha todo, cuando corre hacia la otra boca calle, dejando rastros de sangre en el suelo. Jennifer Observa la malicia y toma su arma en mano, una "Glock 17 Gen 4". Da unos cuantos pasos sigilosos, hasta que Eusebio decide seguirla, hasta cierto punto, sin despistar la escena. Laura observa a Jennifer, y de su chaleco extrae una Fox Grips Glock 19 Gen.

— Oficial, ¡atrápela!


Jennifer se detiene y atrapa el arma en sus manos. Los tres corren al unísono hacia el hombre de gran chaleco negro de tela transparente, que parece ser un cirujano, por su bolso que lleva en la mano derecha, pero él corre demasiado rápido, hasta que Jennifer siente agotarse, intenta tomar más impulso, dejando a los otros, por detras y bajar el arma de su propiedad, para levantar la prestada y disparar. El fuego choca contra la gorra del tipo, pero no le hiere. La gorra cae al suelo y la neblina, se encarga de cuidarlo.


Eusebio y Ellen llegan hasta Jennifer, quien tiene una herida sangrante, en su manos derecha. Ellen y Eusebio se miran, mientras Jennifer se inclina, no entiende que ha ocurrido, pero Ellen, observa de cerca se encuentra con el sombrero oscuro, de aspas delgadas y brillantes. Se coloca unos guantes, se inclina al sombrero, que toma con unos instrumentos, y coloca dentro de una caja.


Lorena sigue en la escena del crimen deduciendo que la mujer, es degollada dos horas después de ser asfixiada. Sus manos estaban algo heladas y sus ojos dilatados. No había segundo que se durmiera, pero aún así todo sería complicado para ella.


La Fiscal levanta el cuerpo y lo autoriza a conducirse hacia "El Gallote", el auto transportador de occisos.


Lorena llena el informe, pero no encuentra a Laura. Deja un espacio para ella, al lado de su firma, cargo y cédula. Se dirige al auto. Arranca y el Fiscal toca su ventana.

— ¡Dígame Fiscal!

— Necesito realizar un seguimiento, mañana temprano a las 8.


Lorena asiente y se retira, hacia un puesto de emparedados clandestino. Allí se come un emparedado de jamón y queso, con un vaso de chiche.


Nancy Mercedes Rigga, se acerca a ella.

— ¿Pareces preocupada? ¿Me invitas a un hot dog?— impresionado a Lorena.

— ¡Nunca dejas de ser una mujer de sorpresas verdad! — expresa seria.


Nancy se detiene muy pegado al costado de Lorena. Lleva su mano con fuerzas a sus muslo. Lo que incomoda a Lorena, que riega un poco de la bebida.

— ¡Cuida tu personalidad! Eres la procuradora de la Nación.— Se aleja un poco. Nancy siente algo de verguenza, pero intenta no expresarlo. Saca una tarjeta de su bolsillo. Lorena pregunta — ¿De que se trata?

— El material de la Finca 34 del hotel resort que me pediste.

Lorena recuerda muy bien. 

© Miguel Ángel Sousa,
книга «"Alas de la Musa" Novela Individual #1: "Los Angeles de la Ciudad"».
Capítulo 3: Fuera de la Nada
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