Un accidente
Recuerdos
Un accidente
Este libro va dedicado a mi hermano para que entiendas que no importa a quién ames o quién seas, tu familia siempre debe aceptarte, se libre y ama sin prejuicio, ama con honestidad.
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Advertencia: Está historia puede contener escenas de lucha, sangre, sexo y romance que empalaga.
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Solo recuerdo la mirada de un desconocido, oscura y penetrante. Quien sea esa persona, tiene algo que ver con la pérdida de mis padres.

Hace una semana estoy en este hospital, el olor a antiséptico y remedios me revuelve el estómago y aumenta mis ganas de morir. Solo a un idiota se le olvida toda su maldita vida, solo a un idiota sin suerte como yo que perdió a su familia y ni siquiera puede llorar por su muerte. No recuerdo nada más allá de los ojos de un desconocido.

—Hijo, ¿cómo sigues? —y luego está este señor que dice ser el mejor amigo de mi difunto padre, intentando ayudarme. El traje negro que traía puesto lo hacía intimidante.

—Estoy muy bien, no es como si fuera perdido a mi familia y olvidado quien soy por completo. —mi sarcasmo era tan notorio como lo absurdo de su pregunta.

—Te dije que te iba a ayudar, confía en mí te conozco desde muy pequeño y te recuerdo que en este momento soy tu única opción, no tienes más familiares. Se lo debo a tu padre el me ayudó mucho —quizá no pueda recordar quién era o algo de mi pasado pero sabía claramente que sus intenciones de cuidarme tenía un precio, uno que quizá sería difícil de pagar.

—¿A qué costo?

—Vas directo al grano, eso me gusta de ti muchacho. Me alegra que tus habilidades aun sigan en ti, bueno, eso siempre será parte de tí -su sonrisa no era buena y, lo que dijo me hizo preguntarme ¿Quién era yo? ¿Cómo este tipo conocía a mi familia? ¿Qué me ofrecería? Y la más grande ¿Qué es lo que quería de mí a cambio?

—Trabaja para mí y a cambio haré de ti alguien fuerte, te daré todo lo que necesites el dinero no es problema para mí, la única condición es que dejes atrás lo que fuiste, concéntrate en lo que serás y en lo que mis muchachos te enseñaran. Sacaremos a la luz esas habilidades que tu padre te heredo, pero si en cambio decides irte por tu cuenta —su tono de voz fue más áspero, menos agradable y más real —.Considérate un muerto de hambre, muchacho, nadie sobrevive a las calles de esta ciudad y menos un mocoso de catorce años.

En ese momento el irme con él fue la mejor de mis ideas, no sabía que él me convertiría en un conejillo de indias con el que podía experimentar toda clase de métodos para ser lo que ahora soy, una bestia asesina o como a mi padre y jefe le gusta llamarme...

—Lycaon —Canis Lycaon o más conocido como lobo negro difíciles de encontrar, no es más fuerte que el lobo gris por ello siempre tiene que intentar ser más fuerte, para mi padre nunca se es lo suficiente —Tienes algo de que encargarte, se rápido y dile a Lya que valla contigo, será un trabajo de dos —tome la dirección y al verla supe que me volvería a enfrentar con viejos amigos.

—¿Los Yijas? Pude haberlos asesinado la última vez ¿por qué luego de dos años me dejas hacerlo? —los Yijas eran un pequeño grupo de hijos de puta que interfieren en la venta de drogas de nuestro clan y los tuve que enfrentar a los dieciséis años por mi cuenta, como dije antes mi padre hace lo posible para que yo sea más fuerte.

—¿Temes que te hagan otra cicatriz en tu espalda? —sus bromas malas me enfadaban —. Bromeó, digamos que ahora estás lo suficientemente preparado para hacerlos sufrir.

—Lya, aquí estas —Lya era una de mis compañeras de combate por desgracia ella fue vendida a mi padre desde pequeña y la convirtió en la mujer más fuerte y sangrienta de esta ciudad, su cabello negro y lacio deja en descubierto su linaje chino —Tenemos trabajo que hacer.

—Lo estaba esperando, quiero arrancar el corazón de alguien.

—Déjame adivinar, le rompieron el corazón a tu protagonista favorito y ahora quieres que sientan lo mismo que sentiste.

Ella era solo una adolescente de dieciséis años dos menor que yo, aunque en este trabajo tienes la habilidad de tener la edad que quieras, unos le llaman magia yo lo llamo delito.

—Cállate o te lo arrancare a ti — debido a nuestras circunstancias los más jóvenes aquí éramos familia.

—Sí, definitivamente mi hermana es una loca.

—Después de matar a tantas personas a mi lado te das cuenta —suspiró dramáticamente —Mi hermano es un menso.

***

Estábamos en el lugar que señala la dirección.

—Prepara tu arma, es hora del juego.

Cinco personas estaban en la entrada del callejón, ellos nos esperaban.

Me puse mis audífonos "Pumped Up Kicks" de Foster the People sonaba fuertemente y me deje guiar. Uno de ellos me intento atacar desde atrás, rápidamente me voltee y patee su costado eso lo inmovilizo unos segundos y aproveche para darle un par de golpes a otros dos. Tome una botella de vidrio la estrelle en la cabeza de uno y enterré rápidamente los restos en el brazo izquierdo del otro. Solo se necesita un corte exacto y provocaras una muerte segura por desangró que inmoviliza a la presa. Para asegurarme de que no despertaran saque mi navaja y la enterré en su tráquea, el que estaba noqueado abrió los ojos y todo su cuerpo tembló para luego no moverse más.

—Dos Lya, Tres Heimdall.

—No te emociones, esto es el comienzo —entramos a la puerta oculta para destruir al resto.

Luego de dejar un mar de sangre en el lugar volvimos a la mansión para reportar lo sucedido.

Acabamos con todos.

La mansión Hanson era inmensa, una extravagancia con adornos de plata y oro. Han pasado cuatro años desde mi accidente, no sé cuándo murieron mis padres, no se sus nombres, no sé nada de mi pasado y cuando al fin empiezo a meterme en un papel me dan otra identidad y vuelvo a empezar. Ya no sabía quién era yo.

—Te vas a resfriar Dall —miré hacia arriba y Rye estaba sonriéndome, su sonrisa era calida y me hacía olvidar las veces que me pateo el trasero en entrenamiento, el solo era un año mayor que yo —Vamos, ya sal —extendió su mano hacia mí, pero la rechacé.

—Quiero hundirme quizá el agua pueda llevarse los malos recuerdos.

—¿De qué hablas? Si perdiste la memoria —él tenía un retorcido humor negro.

—¡Pero qué rayos! —se tiró al agua y me cargo hasta sacarme a la yerba seca.

—Vamos dentro hice chocolate caliente y Lya quiere ver una película —me arropo con una toalla mientras él estaba empapado. Su cabello rubio se tornó oscuro.

—No soy un niño, necesitas una esposa —el solo volteo y sonrió.

—Quizá solo te necesite a ti.
© AMANDA Y.S Y.S,
книга «Resiliencia: Volví por tí (LGTB+)».
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