Un accidente
Recuerdos
Recuerdos
Este capítulo puede contener escenas agresivas para algunos lectores, si no es de su agrado por favor no lea.

Heimdall

«No hay herida que más duela, que las que producen las palabras, esas son capaces de destruir y cambiar la manera de pensar de una persona, puede provocar la autodestrucción de alguien»

Ahora Un Rye de diecisiete años estaba con mi jefe o como me debo acostumbrar a nombrarlo, mi padre. En esta oscura habitación había vidrios rotos regados en el suelo rasposo e incrustadas dolorosamente en mis pies y rodillas, no podía ver debido a la cinta empapada de lágrimas que se encontraba envuelta en mis ojos. Sentía miedo, no podía seguir más «busca otro método utiliza tus otros sentidos e identifica al objetivo» decía la voz de Rye, yo en cambio, no podía más.

«¡No puedo, me rindo!»

Nunca debí haber dicho eso.

«¡Esa palabra no existirá más nunca para ti!» gritó el mejor amigo de mi padre y pude sentir como me levantaban de los hombros enterrando aún más los vidrios en mis pies, a este punto sentía que los vidrios estaban enterrados en su totalidad, ya no sabía si lo que corría por mi débil cuerpo era sudor o sangre, un puño fuerte golpeo mi rostro nuevamente, quería salir, quería huir, eso no era ayuda «¡Te enseñe el Ninjutsu a la perfección, pero esto te enseñara a ser más fuerte, utiliza tus otros sentidos para identificar a tu enemigo!» La voz áspera del señor recorría la habitación «¡no puedo!» seguía diciendo y él no dejaba de gritar «¡Si puedes, tu puedes hacerlo, acostúmbrate a el dolor y solo entonces manejaras esto a la perfección!»

No podía ver, no podía respirar, mis pies ardían quería que parara sentía dolor y miedo sentía que iba a morir. Pronto mi dolor se volvió ira, yo no debía de estar aquí, pero lo estaba y no tenía otra elección si lo que este señor quería era que utilizara mis otros sentidos lo haría. Salté y subí mi katana para obtener más fuerza en el ataque «con velocidad, debes ser veloz» recordé en el instante las palabras de Rye y ataque a lo que, en mi suposición era la cabeza del jefe, solté un grito fuerte al tocar el piso debido los múltiples daños que sufrían mis pies, sentía que había penetrado a alguien, pude oler la intensidad del olor a hierro y escuche el quejido débil de un hombre. El terror se apoderó de mí, porque a quien había atacado era al jefe.

«¡Bravo!», pero él estaba aplaudiendo y riendo a lo lejos.

Quite mi venda y vi el cuerpo de Emilio, su cabeza exponía su cerebro y podía ver el palpitar, sus ojos en su cara desfigurada sostenían una mirada de horror y dos lágrimas rojizas surgieron de ellos. La sangre cubría su rostro. Yo estaba asustado, no podía respirar, mis manos estaban salpicadas de su sangre y la katana que el enfermizo jefe me había entregado tenía pedazos de piel y del líquido espeso.

De todos los hombres del jefe él fue el único que me trató bien al llegar aquí, él me aconsejaba y sanaba mis heridas, tenía dos hijos de los que siempre me hablaba con orgullo, quizá fue por eso que me cuidaba a mi y a mis hermanos. Ahora yo lo había matado, era un maldito asesino. Yo no quería estar aquí «lo siento, Emilio, sé cuánto amabas a tus hijos, sé cuánto me querías prometo cuidar a tus hijos me haré fuerte y no dejare que nadie los toque» La palabra asesino no dejaba de resonar en mi mente y la risa del viejo enfermo del jefe no cesaba.

«Dall, vamos a sanarte no te preocupes por el cuerpo, al trabajar para el jefe aceptaron dar su vida por protegerlo»

«¡cállate, suéltame son unos malditos hijos de puta!»

Necesitaba despertar, no quería estar aquí, intentaba correr pero nada se movía, quería correr.

¡Ayúdenme!

—¡Dall, despierta! —abrí mis ojos. El olor a sangre aún podía sentirlo —.Vamos, aquí estoy no te preocupes

Estaba en mi habitación, mi cuerpo se encontraba tembloroso y empapado de sudor. Rye me abrazaba mientras acariciaba mi cabello como lo hacía siempre que mis pesadillas surgian.

—No te dejare solo, eres bueno, no has hecho nada solo fue un mal sueño, eso es todo —ambos pretendiamos creer que solo era sueños, pero aunque digamos eso sabemos que todo es real. Tan real como el jodido infierno.

—Ya estoy mejor, Rye —dejo de abrazarme y me apartó suavemente. Rye no era el problema no lo culpaba, pues todos estamos en el mismo bando —.Te traeré un poco de agua, dormiré en tu sofá —el acarició mis mejillas húmedas por las lágrimas que hasta ahora noté.

—¿Lya ya está durmiendo? —el reloj daba las tres de la madrugada.

—Lo está, se quedaron dormidos antes que yo así que los pase a la cama.

—Tanto te gustó la película, eh.

—¿Bromeas? La jodida princesa mandó al carajo los príncipes, eso es fantástico, pero me fuera gustado más si Lya lo viera y aprendiera de ella.

El es celoso y protector cuando se trata de nosotros.

—Hermano, Lya nos ahorra un dolor de cabeza y asesinatos de más. Tan solo mira los libros y series que ve, sus expectativas hacia los chicos son tan grandes que no me sorprendería si se casara con un libro —nuestra hermana era común y corriente pero con mejoras agregadas: Súper dotada, experta en armas y guerra.

—Y qué me dices de ti, ¿me harás matar a más personas? —su voz se tornó más seria —.Dime, Heimdall, ¿tendré más trabajo por hacer?

—No tengo tiempo para el romance... No lo merezco —lo último apenas lo susurre.

—¿No me quieres preguntar a mi?

—No es necesario, se que me contaras sobre tus romances —él se alejó hacia la puerta sin decir más.

Miré a través de la ventana preguntándome lo mismo de siempre:

«¿Quien soy yo?»

He intentado urgar en mi pasado por todos los métodos y sin embargo no he tenido éxito.

***

Eran las dos de la tarde, mi día libre libre antes de empezar una misión importante. Que locura un monstruo con días libres.

—¿Irás a visitar a Stefan y Mery? —Lya estaba sentada en el sofá frente a la computadora —.Dile a Mery que conteste mis mensajes.

—¿Pelearon nuevamente?

—La perra no quiere devolverme mi libro, más te vale que me lo traigas porque si se lo llega a robar le sacaré el corazón.

—Tienes un extraño fetiche con los corazones hermanita a demás Mery no haría eso —sabía que Lya era capaz de matar por algo que le pertenece.

—Hermanito, tu tienes extraños fetiches sexuales. Además Lya si mataría a Mery si no le devuelve su libro. —me dió una sonrisa retorcida y volvió la mirada a la computadora.

Mery y Stefan eran los hijos mellizos de Emilio, mis amigos. Por otro lado Mery y Lya suelen pelear muchas veces pero luego vuelven a hablarse.

—Si hackeas mis rastros en la web nuevamente o le cuentas a alguien sobre lo que viste, te asesinare.

—Sería un honor recibir la muerte sin llegar a la vejez.

—Y a tus libros los quemaré.

—¡Que demonios, maldito enfermo!

Salí de la mansión y dejé de escuchar los insultos vulgares de Lya después de que Rye la regaño.

Al subir y manejar por el camino el aire fresco en mi rostro me daba la sensación de que arrancaba mis pecados. La velocidad al conducir subía mi adrenalina poniendo al azar mi suerte: Morir o vivir.

—¡Aizen! Aquí, rápido —Aizen era el nombre que me dio mi padre para que personas fuera del clan me identificaran, el nombre entre más de cincuenta identificaciones —. Me alegra que sea tu día de descanso, seguro es difícil para ti estudiar y trabajar a la vez —me dió un abrazo como de costumbre. Mery tenía puesto un vestido rosado y florido que combinaba con su piel morena.

—Mi hermano trajo personas a casa, uno tiene cabello un cabello rizado y rojizo sin mencionar un color de ojos envidiables, en fin vamos a ir a la cabaña de las montañas.

—Tus ojos grises son muy hermosos en cuanto al chico suena como tu tipo solo asegúrate de que no sea un bastardo —ella era una niña inocente pero extrovertida de la misma edad que Lya.

—Bueno... Mi tipo —ella dudó por un momento —.Yo no lo llamaría mi tipo, veras....

—¿Te pasa algo? —Mery tenía las manos temblorosas y eso me preocupó.

—Es que tu...

—¡Hey, Aizen! Llegaste justo a tiempo —Stefan salía de su auto con varias bolsas, supuse que habría ido al supermercado. —Vamos a ir a la cabaña, tengo invitados, ¿te nos unes?

—Seguro, deja y llamó a casa para avisar que no voy.

—No te preocupes, pero antes déjame presentarte, él es nuevo en la escuela y algo tímido así que tratemos de entenderlo —detrás de Stefan un chico pelirrojo salió del auto. Cada vez que se iba acercando me producía esa sensación... —.Él es Mike Anderson, Mike, él es Aizen Smith.

—Es un placer conocerte —la sensación de terror que me producía su mirada era la misma que producía aquellos ojos de mi recuerdo.

Al fin encontré una pista.
© AMANDA Y.S Y.S,
книга «Resiliencia: Volví por tí (LGTB+)».
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