Prefacio
Agradecimientos
Lo que nunca te dije
Nosotros
Insaciable
Caminos
Desconocidos conocidos
Claridad
Sinfonía
Sombras
Orgía de emociones
Proeza
Yo sin tí
Cuando
El precio
Ataraxia
Quédate
Cuatro estaciones
Cien años de soledad
Anhelos
A mi lado
Soledad enamorada
Te esperaré
Algún día te quedarás
Historia de amor
Sentidos
Perdí
Hasta nunca recuerdo
Solo...
No me pidas
Tiempo
Si...
Poeta
Mi...
Eres
Lienzo en blanco
Cuerpo partido
Tormentas
Con sangre
Ni yo ni mi mejor poema
Dedicado al sol
Vida
Lo que nunca te dije

Nunca mencioné tus hermosos atardeceres, lo perfecta de tu silueta, te he hablado de lo que das a cambio de sonrisas, pero quisiera hacerlo a fondo en estas líneas, y es que eres toda una Don Quijote, estatua de la libertad, al oler tu pelo, recuerdo las olas del mar, que saben a sal, pero rememora la belleza de un simple momento compartido con un cofre de rosas, cuando veo la luna recuerdo lo injusta que es al irse, pero lo bello es así, solo instantes, sin embargo sin importar los soles, siempre te esperaré, mi noche, el tacto de tu mano al jugar con mis planetas, mis cosmos, o las nebulosas, tus abrazos, tan suaves como tu experiencia al luchar con los ayeres, por eso te esfuerzas en no ser la espina constante. Espero ver tu sol salir, y te regalen universos de sonrisas y que la vida te recompense esos ojos llorosos, que ames a libertad, con locura, de esas que te dejan mas cuerdo en lugar de mas loco, de un amor que te de cielos y no tierras, que te amen con ganas sin importar si pierdes, que sea latente, que te piense sin importar cuantos de sus mundos pueda perderse, y que juntos creen un edén, un castillo sin resquicios, que los días sean instantes, su roce sean amores que se esconden, disfrutando del tacto de las palabras dulces, de un abrazo efusivamente dado, de esos que a tu favor tiras los dados.

Mientras lo encuentras, si te conformas con mis infinitos, es el de un compañero de la vida que va rumbo fijo surcando los cielos, superando infiernos, buscando un encuentro, estaré allí cuando sea necesario, me excluiré de las que no, y te voy a querer hasta que el sol mengüe, la firma expuesta, no importa que suceda, siempre queremos subir al tren de la felicidad sin pagar boleto, si mis lágrimas anuncian tu cercanía, un tanto masoquista, renegada, nerviosa, persistente, y audaz, pues, no eliges no sufrir, pero si por quien, eres mi primera elección, veremos si no caigo en un pozo sin fondo, después de todo, vale la pena confiar en tu voz, y que con tanta sed busca el manantial de la felicidad, será un placer llegar juntos allí, pasémosla de maravilla, hagamos locuras y de esta vida vivamos, pues no saldremos vivos de esta, un sueño hecho realidad, porque aunque estemos destinados a no ser, quien dijo que no podemos ser testigos de lo que la vida hará de nuestras estaciones, con todo el amor del mundo, Clark.

© Austeen Clark,
книга «40 poesías y encantos».
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