Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 4
Suena el despertador y lo apago, pasé una noche muy fea porque me re molestaba la pierna y me dolía así que no descansé nada. Trato de levantarme para ir al baño y me preparo para ir a desayunar. Cuando abro la puerta veo a Francisco con una bandeja en la mano con un rico desayuno.

—Buen día, princesa—Me dice con una linda sonrisa.

—¿Qué haces acá?—Le pregunto sorprendida.

—Ya que tenés una pierna lastimada te traje el desayuno acá así estás más cómoda, y de paso es un gesto para disculparme por lo del beso de anoche.

—Gracias, pero tranquilo no hay que disculparse por un beso.

—Bueno, ¿Me vas a hacer entrar o vamos a comer en la puerta?—Me pregunta riéndose.

—Ah, sí. Perdóname, pasá—Entra y pone la bandeja en la cama, se sienta y yo me siento al lado de él.

—¿Cómo pasaste la noche?—Me pregunta mientras come una medialuna.

—Fué la peor noche de mi vida, no dormí nada—Le respondo y me tomo el jugo de naranja.

—Pero estás espléndida igual, no parece que pasaste una mala noche.

—No parece, pero fué así—Hay un silencio y mientras tanto comemos casi todo lo que hay en la bandeja.

—Ahora me parece que paso de ser guía turística a enfermero.

—Pero no, tranquilo, la venda me la puedo cambiar yo.

—Pero yo estoy acá para ayudarte, tenés que saber que yo hace dos años estudié para ser médico pero luego dejé, así que si querés te la cambio yo.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué lo dejaste?

—Porque me parece un trabajo muy delicado y hay que estudiar mucho y no es lo mío.

—¿Y ya encontraste tu vocación?

—Todavía no, todos tienen un trabajo, una pasión o una vocación menos yo.

—Sos joven todavía, tenés toda la vida por delante.

—Sí, ya sé, pero me harta no saber lo que me gusta hacer.

—Vas a ver que cuando menos te lo esperas vas a encontrar algo.

—Eso espero—Terminamos el desayuno.

—Parece que la enfermita tenía hambre—Me dice riéndose.

—Por lo que veo vos también, si te comiste todo vos.

—Eso no es verdad—Dice aunque si sabe que estoy diciendo la verdad.

—Bueno, ¿Entonces, querés cambiarme la venda?

—Sí, como no, estoy acá para esto—Agarra la venda nueva, me saca la que tengo puesta y me limpia la herida, luego me pone la venda nueva.

—Listo.

—Ahora te voy a contratar como mi médico personal.

—Me encantaría, de guía turística a médico en un instante.

—Veo que sabes hacer muchas cosas.

—Tal vez puede ser que yo sea alguien que sepa hacer todo y que no tiene una vocación.

—Entonces, sos especial.

—Y sí—Nos miramos por unos segundos.

—Bueno, yo voy a bajar la bandeja. Me tengo que ir a hacer algunas cosas, si querés el almuerzo te lo traigo acá y almorzamos los dos juntos —Me quedo pensando un segundo, sé que él siente cosas por mi y yo quiero hacerlo feliz así que voy a probar a estar con él más seguido para ver qué me pasa y voy a tratar de no engancharme con su hermano.

—Sí, está bien, yo voy a estar acá trabajando un poco y te espero—Se va y yo me quedo sola y llamo a Agustín.

—Hola, ¿Cómo estás?—Me dice él.

—Ni bien ni mal.

—¿Y la pierna? ¿Ya te cambiaste la venda?

—Sí, justo vino tu hermano y me la cambió él.

—Ah, bien. ¿Querés que vaya para allá y hablamos?

—No, no hace falta, te llamaba para preguntarte si avanzaste con la investigación.

—Justo ahora me estoy yendo a la casa para encontrar pruebas porque seguramente hay algo.

—Bueno, muy bien, cuando tengas novedades avísame.

—Sí, obvio, después de lo que pasó tenés derecho a saber todo. Te voy a contar siempre todo sobre esto.

—Bueno, gracias —Corto la llamada, agarro la computadora y empiezo a traducir algunos texto, me adelanto el trabajo ahora que tengo más tiempo.

Son las 12 y ya tengo hambre, espero que Francisco venga lo antes posible si no voy a bajar yo. No me gusta estar acá sin hacer nada así que intento pararme y caminar un poco, pero me duele mucho la pierna y no puedo así que me siento en la cama. Unos minutos después me llama Lorenzo

—Hola, amiguita, ¿No quedamos en qué me llamabas todos los días?

—Tenés razón, pero ayer fué un día muy largo.

—¿Pasó algo?

—Fuimos a la casa de la señora que nos dijo que había visto al asesino, pero cuando llegamos ella estaba muerta y adentro de la casa estaba él con un arma, Agustín intentó agarrarlo pero mientras tanto el asesino me disparó en la pierna y se escapó.

_Que locura, pero vos no tenes que ir a hacer operativos porque no estás acostumbrada. ¿Cómo sigue la pierna?

—Sí, ya sé que no tendría que ir, pero quiero agarrarlo yo con mis manos porque tiene que pagar por lo que hizo. Bueno, no puedo caminar muy bien así que hoy me voy a quedar todo el día en mi habitación.

—Hacés bien, tenés que reponerte, ahora llamo a Agustín para ver si tiene novedades.

—Está bien, pero llámalo más tarde porque ahora se está yendo a la casa a investigar, no creo que te atienda.

—Bueno, entonces lo voy a llamar más tarde, vas a ver qué tarde o temprano lo van a encontrar.

—Sí, eso espero porque si no Agustín se va a quedar sin trabajo.

—¿Te importa tanto él?

—No, bueno pero no quiero que pierda el trabajo.

—Pero si lo pierde puede venir y trabajar acá.

—Sí, pero él no sabe el italiano.

—Bueno, entonces así matamos dos pájaros de un tiro.

—No entiendo.

—Te venís vos también y él trabaja acá, vos haces de traductora así tienen los dos trabajo acá en Italia.

—No sería una mala idea, y además su familia ahora está allá.

—Sí, exacto.

—Te quiero contar algo.

—Decime.

—Ayer apareció el hermano del asesino.

—¿¿Y por qué no me dijiste nada antes??

—Tranquila, lo agarramos y mañana lo vamos a interrogar.

—¿Y por qué no lo hacen ahora?

—Porque hay que esperar una orden del juez para detenerlo y hasta mañana no la tenemos.

—Muy bien, entonces mañana apenas tengas la declaración me llamas enseguida.

—Sí, pero esto no tendría que hacerlo yo, ya sabes que Agustín está solo en esto.

—Sí, pero yo te pedí que lo ayudáramos y vos me dijiste que sí.

—Y es lo que estoy haciendo, a Agustín no tenes que decirle nada porque si se entera el comisario lo hecha.

—Sí, ya lo sé, vos ocúpate de su hermano que nosotros acá nos ocupamos del asesino.

—Está bien, y vos cuídate más y hacé reposo.

—Sí, papá.

—Dale, Sofi.

—Espero tu llamado mañana.

—Te voy a llamar no te preocupes, un beso—Cuelgo el celular y estoy contenta porque su hermano nos podría decir muchas cosas si quiere y así vamos a ayudar a Agustín. Unos minutos después llega Francisco.

—Podés entrar—Le digo

—Hola, acá te traje el almuerzo como habíamos quedado.

—Que linda pinta que tiene esa pasta.

—Te traje esto porque ya que sos italiana y allá se come solo pasta no quería que extrañes tu país.

—No es verdad que se come solo pasta.

—¿Ah, no? ¿Así que sabés que existen la carne y el arroz?

—Ah, ah, ah. Muy divertido sos.

—Ya lo sé, es una de mis 100 virtudes.

—¿Y cuáles son las otras 99?

—Ya las vas a descubrir—Empezamos a comer y yo termino antes que él.

—Se nota que estás acostumbrada a comer pasta todos los días, yo estoy a la mitad todavía.

—Porque yo soy rápida.

—¿Con los hombres también?—Me quedo callada unos segundos.

—Perdóname.

—No, tranquilo. Igual con los hombres soy directa, cuando quiero una relación lo digo.

Agarro la bandeja, la pongo de lado y le doy un beso. Al principio estaba sorprendido, pero luego se dejó llevar hasta que sin querés me apretó la herida en la pierna.

—Aahh –Digo tocándome la pierna.

—Uy, no, perdóname.

—No, tranquilo.

—Arruiné el momento.

—Ya vamos a tener tiempo para besarnos.

—¿Ah, sí?

—¿Querés ser mi novio?—Se queda sorprendido porque no se lo esperaba.

—Pero claro, Sofía—Nos besamos y esta vez pone las manos del otro lado de la pierna.

—Soy el hombre más feliz del universo.

—Exagerado.

—Te lo digo en serio, no me esperaba esto.

—Después del beso que me diste lo pensé mucho y decidí darte una posibilidad.

—Hacés muy bien, no te voy a hacer sufrir.

—Eso espero—Nos besamos y terminamos de comer mientras nos contábamos anécdotas del pasado.

—Uy, mirá, ya pasaron dos horas—Le digo mientras miro la hora en el celular.

—Cómo vuela el tiempo cuando uno se divierte, ahora voy a llevar la bandeja abajo. ¿Para la cena hacemos lo mismo?

—Sí querés sí, por hoy todo en mi habitación, y de paso me cambias la venda antes de que me vaya a dormir.

—Es el plan perfecto—Agarra la bandeja y se va, entonces aprovecho y le llamo a Agustín para ver si consiguió algo.

—Hola, Agus, ¿Encontraste algo?

—Fuí a la casa y encontré huellas, pero podrían ser de él como de la señora, ahora estoy llevando las muestras en el laboratorio y en dos horas vamos a tener el resultado de la autopsia así que vamos a saber cómo murió.

—Está bien, pero para encontrarlo no nos sirve mucho saber cómo murió la señora.

—Ya sé, pero son pasos que hay que seguir cada vez que hay un asesinato.

—Bueno, está bien, avísame cuando estén los resultados.

—Sí, lo voy a hacer, te mantengo al tanto, nos vemos—Corto y me paro, me pongo delante de la ventana y miro a las personas que hacen sus vidas mientras yo estoy acá encerrada sin hacer nada. No sé que hacer así que me pongo a ver una película. Termina y son las 18, todavía es temprano para cenar así que agarro todos mis maquillajes y empiezo a maquillarme porque me relaja. Cuando termino son las 19, me estoy dando cuenta que tengo que buscar una amiga así que me viene en mente Marisol, la novia de Agus.

Esa chica me parece rara, pero ahora me estoy dando cuenta que puede ser porque es la novia de Agus y eso me molesta, pero por ahora es la única chica que conozco que pueda ser mi amiga así que voy a dejar de lado eso porque además estoy de novia con Francisco y no tendría que tener celos de Agustín.

Le escribo a Agus pidiéndole el número de Marisol. Me lo pasa, yo la llamo y me contesta.

—Hola, ¿Quién es?

—Hola, ¿Qué tal? Yo soy la novia del hermano de Agustín y nada le pedí tu número porque llegué hace poco acá y necesito compañía.

—Ah, vos debes ser Sofía.

—Sí, soy yo, nos vimos dos o tres veces pero nunca llegamos a hablar.

_Sí, es verdad, ¿Querés que nos veamos?

_Cuando puedas me gustaría que nos veamos.

—Mirá, ahora estoy cerca del hotel, ¿Vos estás ahi?

—Sí, en mi habitación.

—Bueno, entonces ahora no tengo nada que hacer así que si querés paso.

—Genial, me gustaría.

—¿En qué habitación estás?

—En la 202.

—Bueno, entonces nos vemos en 10 minutos —Cuelgo el celular y espero a Marisol, mientras espero pongo en orden mis maquillajes. Después de 20 minutos llega.

—Soy Marisol.

—Sí, entrá –Abre la puerta y entra.

—Hola.

—Hola, ¿Me puedo sentar?

—Sí, obvio, vení.

—¿Qué te pasó en la pierna?

—Es una historia larga.

—Bueno, yo tengo todo el tiempo del mundo.

—Ayer fuí a un operativo con Agustín y me dispararon.

—¿Sos policía?

—No, pero tu novio está buscando a una persona que me arruinó la vida así que le pedí para ir con él para verle la cara.

—Pero es muy peligroso, tenés que tener cuidado, hace un mes más o menos a Agus casi lo matan y casi pierde el trabajo.

—Sí, ya sé y el comisario le dió otra oportunidad y está encontrando el que me arruinó la vida.

—Ahh, así que vos lo estás ayudando.

—Sí, pero porque quiero encontrarlo.

—Entiendo—Hablamos por más de una hora.

—Bueno, yo tendría que irme ahora—Dice mirando la hora.

—La pasé muy bien con vos, necesitaba hablar con alguien.

—Bueno, entonces llámame cuando quieras, te ganaste una amiga.

—Muchas gracias, Marisol.

—De nada—Agarra sus cosas y se va. Yo mientras me quedo en la cama esperando a Francisco. Después de media hora llega.

—¿Cómo está la novia más linda del mundo?

—Bien, vos amor, ¿Cómo estás?

—Ahora que te veo muy bien, mirá lo que te traje—Pone la bandeja en la cama.

—Carne y empanadas.

—Sí y mira acá—Dentro de el bolso tiene una botella de vino y dos copas.

—Te pasaste con la cena.

—Sí, ya sé—Empezamos a comer.

—Hoy vino acá Marisol y nos hicimos amigas.

—Hiciste bien, es una buena chica.

—Sí, exacto y así por fin voy a tener una amiga.

—Sos afortunada, llegaste acá hace más o menos una semana y ya tenés un amigo, un novio y una amiga.

—Y una pierna lastimada.

—Bueno, pero eso ya se te va a pasar y además te sirve de lección.

—Ya te dije que no voy a parar hasta verlo preso ese tipo.

—Ya sé, pero me preocupo por vos.

—Entiendo, pero ya hablamos de esto.

—Bueno, no cortemos el clima. ¿Querés que ponga una canción romántica?

—Sí, dale—Pone una música.

—Ahora sí que es una cena romántica.

—Faltan solo las velas.

—Bueno, no había pensado en eso, la próxima va a ser perfecta.

Terminamos de comer, me cambia la venda y nos ponemos a dormir.


© Amo_La_Escritura,
книга «El Destino».
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